La enseñanza que el Estado nunca debió ceder
Escribe F. Rodríguez Adrados
en “El País” del 2002-11-1 sobre “Odio”,
comenzando con los sentimientos despertados por el ecuánime y
científico documental de Tele-5 sobre la cara oculta de Euskadi. Este
miembro de la Real Academia de la Lengua (¡Española, por supuesto!) resalta lo
terrible que era ver el odio, no explica bien si en la “kale bArroka”,
en las “herriko tabernas” o en toda “EuZkadi” (sic).
Continúa
negando ningún conflicto lingüístico, dado que el “vasco es una
lengua rural y muy minoritaria, cuyas primeras frases aparecen en las cartas de
Zumarraga, (sic)… Y pensar que hasta ahora, cualquier escolar creía que
quinientos años antes en San Millán de la Cogolla aparecen ya en el siglo X,
junto a los primeros textos en castellano. Todo ello denota un gran
conocimiento del euskera, y más aún cuando este experto encuentra siete
palabras que son préstamos del castellano al euskera. Y eso que se declara una
autoridad en “vasco” sobre la que por lo visto ya escribió algo.
Pregona su diagnóstico como
lingüista que por “presiones
realmente intolerables que lo impulsan”
(la decisión de las familias debe serlo)… “los niños aprenden un poco de
vasco, qué remedio” (sic); y que “el vasco es un pretexto”... porque
“los enfrentamientos necesitan de pretextos” (sic). Y nosotros que no
sabíamos que la lengua vasca nació, por lo visto, para ser una excusa de odio…
Ya pasando a la política vocea que “Hoy los nuevos nacionalismos son
crisoles de odio” (sic), los de ayer por lo visto no lo eran, o los
“viejos” nacionalismos no lo son ya (él mismo es un ejemplo,...). En su
enjundia de rigor apunta a “¿Qué le hemos hecho?... A Arzalluz”, yo me
preguntaría más bien qué le han hecho a este insigne prócer.
Continúa y esto debe
enmarcarse que “No se conoce ni un solo rasgo cultural importante que los
haga distintos [a los vascos]” (sic), (¿se dedica a la lingüística?). Y
termina con que [los vascos] “han sido (y son) la región más próspera de
España, favorecida por mil privilegios económicos”. Se ve que este
economista conoce igual de bien el Concierto Económico, y por ello tampoco se
ha enterado que los vascos (incluidos los navarros) vivimos de nuestros solos y
propios impuestos, con los que además pagamos un Cupo al Estado por servicios,
muchos de ellos no prestados (para empezar todos los no transferidos,…) o
innecesarios (Defensa,…).
Prosigue con que “'Vasco' y
'español' no han sido nunca una antinomia” (sic), lo que demuestra que este
humanista está versado en geografía básica y no conoce a nadie que, a su
entender, sea “vasco francés”. Este politólogo, porque parece que sabe de todo,
considera un error que “El Gobierno de España quiso amansarlos [a los
vascos] dándoles estatutos: el de la República, el de la renovada Monarquía.
Inútil: usan el estatuto para disfrutarlo y destrozarlo” (sic). Luego
mezcla a Otegi con Ibarretxe, a las propuestas anticonstitucionales con el
terrorismo, y deduce el amoroso perito en todo que “La técnica del
apaciguamiento nunca ha sido buena” (sic).
Desvaríos (¿o provocaciones?)
como éstos leemos todos los días, y por la libertad de prensa, que otros nos
escatiman, debemos soportarlas en letras de molde de los principales diarios,
que jamás publicarán las réplicas. En mi caso, cuando he llegado al último
párrafo, que ahora transcribo, he creído que había que rebatir semejantes
dislates. Dice el susodicho: “… ese odio que han difundido es ya
incontrolable. Un odio gratuito, espeso, apoyado en mitos y mentiras,
en una enseñanza que
el Estado nunca habría debido ceder,…”
Concluye, este demócrata que
no mitifica la constitución que “Deslegitimizar a organismos que acuerdan o
proponen ‘cosas’ anticonstitucionales… sería pura democracia” (sic).
¿Confunde una Ley parlamentaria con las incuestionables y añoradas Leyes
Fundamentales del Movimiento?
Puede que haya vascos que
odien, lo siento por ellos y espero que comprendan que el rencor no conduce a
la verdad ni a la felicidad, pero no conozco a ninguno a quien le presten
tribunas como la que le han cedido a este prohombre, que también padece un
profundo absceso de odio, para difundir sus siempre tristes y miserables
desamores.
Como educador no voy a
defender a la enseñanza vasca, que ya se ampara en sus propios resultados, de
estos desatinos cuando se prodigan por quienes desconocen profunda y
deliberadamente los esfuerzos de tantos educadores y de tantas familias, que
reconocen y valoran a la educación vasca por encima de todas las demás
instituciones, prensa,…
Nuestra ciudadanía es lo más genuino del
“Made in Euskadi”, es decir, del lema industrial que se convierte en “Educados
en Euskadi”. Lo más paradigmático y definitorio de un ser humano y de una
sociedad, su primera historia, se escribe –en gran medida- en los círculos
escolares. Nuestros hijos e hijas, que nos relevarán, recogerán el patrimonio
lingüístico, cultural, social que les leguemos y, a través de sus
descendientes, perpetuarán nuestra historia y construirán ese futuro mejor, más
solidario, más intercultural, más pacífico, más integrado y feliz al que tienen
pleno derecho, en el seno de una sociedad progresista, competitiva y solidaria.
En
Euskadi educamos con máxima participación de toda la sociedad vasca en los
valores éticos y democráticos, en una realidad vivida de plurilingüismo e
interculturalidad, en una Europa unida y un mundo contemporáneo intercomunicado
globalmente, con un exquisito respeto a todos los derechos humanos.
Somos una sociedad que renace de sus
recursos humanos y cuya riqueza sólo puede emerger de una educación propia y
vanguardista, nuestra auténtica “Ave Fénix”.
Mikel Agirregabiria Agirre
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