Ella tenía 18 años y yo 20 cuando nos cogimos de la mano, y ya nunca nos hemos separado. Por nuestra cama de matrimonio, siempre la misma, han pasado varios colchones que siempre acaban cedidos a dos vertientes y con caída hacia el centro, lo que es muy recomendable para la estabilidad conyugal. El caso es que nos casamos casi sin casa y casualmente aparecieron los hijos: ella y él. Por algún extraño mecanismo de impronta, como los patitos siguen instintivamente a los patos, se han pegado a nosotros y nos persiguen a todas partes, veinte años después.

Los hijos, y sus conflictos continuos, también colaboran a la unión matrimonial, porque hacen falta dos aliados firmes para aguantar las tribulaciones del ataque filial. Los retoños han crecido y con su virulenta adolescencia también aumenta la capacidad de protesta continua, pero sin riesgo alguno de alejamiento. Se sublevan para ir de vacaciones con nosotros, pero se molestarían más si no les obligásemos a acompañarnos, eso sí, tras enviarles un mes a conocer tierras e idiomas lejanos y para que aprecien el refugio doméstico.

La familia es como una cordada de escalada: Ir atados a una soga común restringe la movilidad individual, pero otorga mucha confianza a todo el equipo. Como en una cordada, a veces hay que dar más cuerda a algún miembro díscolo, pero nunca se debe cortar del todo el cordón umbilical que une a toda la familia.

Los padres también sabemos que una cuerda no puede ser empujada desde atrás, sino que hay que tirar desde adelante para remolcarla. Los hijos aprenden directamente de los padres, no de lo que dicen sino de lo que hacen. Si perciben que el lazo entre marido y mujer es fuerte, ellos se vinculan a esa seguridad familiar. Un proverbio ruso dice que “La familia es una cuerda cuyos nudos nunca se deshacen”. Lo cierto, y todos lo sabemos, es que nuestra vida depende de aquellos con quienes convivimos familiarmente, y la felicidad reside básicamente en la calidad y en la calidez del hogar que nos acoge.

 

Artículo original, Carta-Traca nº 15 (Sección Propia en Galicia Información 14/11/03). También publicado en IblNews (13-11-2003 con comentarios), Sr. Director (13-11-2003), Vistazo a la Prensa (13-11-2003), E-Familiar (13-11-2003), InfoNorte Digital (14-11-2003), Estrella Digital (14-11-2003), Ecología Social (14-11-2003, con comentario de mi buen amigo Vicente Oltra: Que bueno que estéis en Getxo y que bueno lo que dices. La FAMILIA es lo importante y además los amigos. Mi buen amigo Mikel de Getxo buen pueblo del País Vasco: tu pueblo y mi pueblo si me lo permites. Sin odio a nada, con AMOR del bueno, del que no pasa, del que se da para toda una vida. Cuando lleguemos donde tenemos que ir, nos encontraremos -haremos por encontrarnos- e iré a verte a tu Getxo, particular y tomaremos unos chupitos y unos pinchos para celebrarlo: allí no habrá intereses, no habrá ansias de poder, habrá paz por toda la eternidad. Esto no es más, que una mala noche en una mala posada, como dijo una mujer importante que debes conocer. Te aprecio como nacionalista vasco y así me gusta que seas, recio y a la vez tierno, con formación humanista, con amor a tu familia y a todos los que te rodean: yo también me considero de esos. Recibe un cariñoso saludo de tu amigo, Vicente Oltra), El Torrenti (15-11-2003), Piensa un Poco (17-11-2003), EL CORREO (23-11-2003), CyberEuskadi (Columna diaria, 25-11-2003), Ávila Digital (30-11-2003), Periodismo Católico (11-3-2004),...