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Inaceptables
errores humanos
Mikel Agirregabiria Agirre (8 de
junio de 2003)
Aznar ha superado la frase de John Kenneth Galbraith: "Aunque todo lo demás nos
falle, siempre podremos aseguramos la inmortalidad cometiendo alguna torpeza
espectacular". Mientras siembra guerras, divide Europa, alerta del peligro
rojo-separatista y cuida su delfinario, con ese nuevo ejemplar gallardo que
siempre está a la derecha de la izquierda y a la izquierda de la derecha, se
suceden fatídicos sucesos que empañan su legendario mandato doble.
Lamentablemente, a diferencia de los desaciertos de los cocineros que se tapan
con salsas y los de arquitectos con flores, los fracasos de médicos y políticos
no son inocuos... y se esconden enterrándolos literalmente.
¿Recuerdan aquella excusa de la URSS admitida de forma oficial, el
sábado 26 de abril de 1986, sobre las causas del accidente de la central
nuclear de Chernobil? "Diversos fallos muy improbables y, por tanto, no
previstos". La desvergüenza de no confesar el primer error, hace cometer muchos
otros.
Aquí no se conjugan los verbos dimitir ni cesar. Sólo se buscan
chivos expiatorios preferentemente subordinados de bajo nivel o subcontratados,
extranjeros y fallecidos. Se hunden barcos, se caen aviones y descarrilan
trenes, pero los ministros no pudieron hacerlo mejor: según ellos sólo se
rodearon o contrataron tontos inútiles, lo que no es su culpa. El PP no admite
más que aciertos políticos y fallos ajenos. Ciertamente los culpables son esos
inexplicables errores humanos: los de quienes eligieron semejante gobierno.
(Artículo original). También publicado en Estrella Digital (9-6-2003), Diario de Noticias (12-7-2003),... |