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Era medianoche y estábamos en una terraza de verano debatiendo
amistosamente sobre temas escolares con unos amigos, también profesores. Miré
el cielo centelleante y me pareció que brotaba una aparatosa lluvia de
estrellas. Disfrutando con la mirada alzada, esperé un instante mientras nuestro interlocutor terminaba su exposición para comunicar tan bello espectáculo. Súbitamente, aquel meteoro se transformó en múltiples explosiones
lejanas que precipitadamente abalanzaron una envolvente mancha cenicienta sobre
nosotros. Sólo pude alargar mi mano hacia mi esposa Carmen, y las yemas de
nuestros dedos se tocaron. Antes de convertirnos todos en luz, dos ideas
sacudieron mi mente: Cuánto la quería a ella y a nuestros hijos, y que la
humanidad debió comenzar mucho antes a imaginar un acuerdo educativo. Desperté
y comprendí que, por esta vez, sólo había sido una pesadilla.
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Mikel Agirregabiria.
Getxo
Publicado también en El Semanal Digital (10-6-2003), Alquimia Literaria (SrDirector.com y seleccionada como la Noticia del Día 10-6-2003), El Correo Gallego (16-6-2003),...
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