Vocaciones perdidas: Mikel Agirregabiria Agirre (1/11/2003)
El
mismo día que el PSOE y el PP presentan en el Parlamento
Vasco mociones de censura contra la consejera de Educación,
por utilizar el término “inmigrante” de un modo que, según
la Real Academia de la Lengua Española, es correcto, las
primeras planas de todos los periódicos muestran fotografías
de la desalmada y despiadada sociología de la inmigración.
Toda la crueldad descarnada, todo el odio xenófobo hacia
quienes algunos creen distintos, toda la maldad de nuestra
sociedad y de nuestro tiempo aparece ante nuestros ojos sin
que se nos revuelvan las entrañas y pongamos fin inmediato
al sufrimiento inhumano al que sometemos a quienes son
nuestros hermanos, miembros de nuestra misma “raza”: la
única y superior etnia, la raza humana.
Esas imágenes sí son “un disparate de enormes proporciones
y una aberración, un sectarismo e instrumentalización del
sistema” como señalan esos políticos, una monstruosidad de
dimensiones parejas a la esclavitud. Y esta ferocidad
proviene de una política que la ciudadanía ha dejado de
abominar porque mira a otro lado: justamente al norte.
Porque todos somos culpables, y muy responsables de que hoy
también hayan aparecido 14 cadáveres más en la playa de El
Puerto de Santa María, cuyos cuerpos descompuestos zahieren
lo que queda de nuestro sentido de justicia y fraternidad.
Quizá no tuvieran la nacionalidad española, pero eran
personas tan valiosas y sagradas como cualquier europeo,
como cualquier miembro de la Humanidad. Son incontables los
ahogados, que no son magrebíes, ni subsaharianos, son seres
humanos llenos de vida, empujados por la desesperanza y la
desigualdad. Ellos no merecen ser llamados ni inmigrantes,
ni ilegales. Bertrand Russell definió la emigración como un
proceso hacia la democracia, porque si en una región hay
mucha libertad y poca en otra, la gente de ésta tiende a
emigrar a aquélla, hasta que se haya reestablecido la
igualdad.
La muerte de estos niños, mujeres y hombres es la gran
vergüenza de nuestra era, de la que algún día nos
arrepentiremos y negaremos que este genocidio ocurriera ante
nuestra pasividad. Porque esto es tan frecuente que ya no es
noticia, y los poderes públicos lo único que hacen es
levantar muros de vigilancia electrónica para cortarles el
paso y devolverles a su particular infierno.
No nos distraerán con simplezas como una circular
educativa, además de un sistema escolar que es modélico en
el tratamiento de la interculturalidad y del plurilingüismo,
para que olvidemos la tragedia del sur. ¡Vaya nuestro más
cordial abrazo solidario para todas las buenas gentes e
instituciones andaluzas y canarias que tratan de mitigar
esta catástrofe de nuestros hermanos africanos! ¡Exijamos al
PP y PSOE, y a todos los partidos políticos, que asuman sus
responsabilidades y pongan fin a esta matanza!
Mikel
Agirregabiria Agirre. Getxo (Bizkaia)
Artículo
Original (1-11-2003).
También publicado en
IzaroNews (1-11-2003),
IblNews (1-11-2003),
Vistazo a la Prensa (1-11-2003), E-Familiar (1-11-2003), Rebelión (2-11-2003),
Noticias de Salamanca (2-11-2003),
Estrella Digital (Carta central 3-11-2003), Revista Hasten (3-11-2003), Carta-Traca Nº7 (Sección propia en Galicia Información 4-11-2003), Galicia Diario(4-11-2003), CyberEuskadi (Columna diaria, 2-12-2003), ...
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