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Sábado, 22 de marzo de 2003. Núm. 2446


CARTAS AL DIRECTOR


Elegía ininterrumpida


 

De los arcaicos asesinos,
 las nuevas víctimas hoy mueren,
 cínicamente como siempre,
en nombre de la libertad,
de la justicia y de la paz.

Madres con sus niñas y niños
son exterminados por fuego,
tecnología inteligente
lanzada desde esos navíos
donde la muerte se convierte
en inhumanos videojuegos
que los criminales bautizan
con fúnebres nombres grotescos.

Los misiles caen tan deprisa,
que se anestesia nuestra mente,
pero todos los bombardeos
nos traen recuerdos de Gernika.


Los mismos verdugos fascistas

que inmolan seres inocentes,

de inmortal alma que porfía,

tras sus ojos resplandecientes.

 

 Apocalípticos jinetes,
de nuevo cabalgan feroces,

los sanguinarios dirigentes
que a la democracia se imponen,
en cruel sarcasmo sedicente.
Son unos malditos cobardes,
que se escudan en coaliciones
para cubrir su iniquidad.

Ahora moriremos los pobres:
pero alguien sobrevivirá
 y no olvidará la hecatombe.

MIKEL AGIRREGABIRIA AGIRRE

Primera versión, publicada:

Hoy mueren las nuevas víctimas
de los eternos asesinos,
cínicamente como siempre
en nombre de la libertad.

Madres con sus niñas y niños
exterminados por metralla,
tecnología inteligente
lanzada desde esos navíos
donde la muerte se convierte
en inhumanos videojuegos
que los criminales bautizan
con fúnebres nombres grotescos.

Las bombas nos caen tan aprisa,
que nuestra mente se anestesia,
pero todos los bombardeos
son como unas nuevas Gernikas.
Los mismos verdugos fascistas
que inmolan seres inocentes.
 

Jinetes del Apocalipsis
cabalgan de nuevo feroces.
Los dirigentes sanguinarios
sacrifican la democracia
en un sarcasmo inmensurable.

Pueden los codiciosos monstruos
apagar nuestros pobres ojos;
jamás las inmortales almas.

Malditos sean para siempre,
esos cobardes corrompidos,
que se escudan en coaliciones
para cubrir su iniquidad.
Ellos también se enfrentarán
a su desgraciado final,
cuando la parca los escolte
al infierno de pesadilla.

Hoy todos estamos muriendo,
pero que los supervivientes
nunca olviden esta tragedia.


Artículo original