Lo más granado del más
belicoso ejército del mundo, la aviación militar israelí, demuestra que dispone
del arma más potente de la historia de la humanidad: Una pizca de Ética. Un
grupo de 27 pilotos militares judíos, 9 en servicio activo, se niega a
participar en las “ejecuciones selectivas” con ataques aéreos en las zonas
palestinas de Cisjordania y Gaza. Todo esto en pleno apogeo del ciclo Bush,
cuando la militarización del pensamiento político ahoga a la democracia, cuando
la milicia cambia su deber de morir por la patria por guerras preventivas para
aniquilar a la población enemiga, y cuando siempre hay un general dispuesto a
inmolar medio planeta para ganar una estrella. Aunque probablemente, son
algunos juiciosos militares profesionales quienes frenan a los impresentables
“gobernantes” marciales y codiciosos.
Goethe dijo que “El hombre de acción no tiene
nunca escrúpulos; sólo el contemplativo es escrupuloso”, y Unamuno creía que
“Espíritu militar y sentido de justicia son dos cosas que riñen de verse
juntas”, pero estos aviadores se han opuesto a cumplir misiones " ilegales e
inmorales" porque provocan víctimas civiles. Serán juzgados, dados de baja y,
posiblemente, encarcelados. Muchos agresivos medios de comunicación israelíes
les han acusado de inmaduros, ingenuos, moralistas e, incluso, de arrogantes
idealistas que abusan de su status social, porque los pilotos son muy
respetados en la sociedad hebrea predestinada por la Historia a ser hija de
Némesis, la diosa de la Venganza.
Ojalá que su audaz conducta y su reflexión
moral puedan ofrecer un rayo de esperanza en una Tierra Santa donde el
conflicto no encuentra una ruta hacia la paz. La guerra significa la
destrucción del espíritu humano, y sólo acabará cuando todos nos neguemos a
participar en batallas que sólo benefician a los poderosos, mientras son
siempre los inocentes quienes mueren.
Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo (Bizkaia)
|