El voto es una propiedad privada de
cada ciudadano mayor de edad. No hay votos de un partido, sólo votos concedidos
en cada convocatoria electoral a los partidos presentados. Convendría que los
políticos, y los medios de comunicación, no reiterasen expresiones como “votos
prestados” de tal coalición a otra, porque no existe tal realidad. Cada voto es
propiedad individual de la ciudadanía, que deposita su confianza a plazo
fijado, en cada oportunidad y para el mandato en cuestión (municipal, foral,
autonómico,…), sin ningún otro compromiso ulterior. Más impropio aún resulta
interpretar el voto nulo, el voto en blanco o incluso la abstención en términos
de pertenencia a un partido concreto, aunque concurran circunstancias anómalas
como la ilegalización de determinadas plataformas electorales.
Rechacemos los inexactos enunciados
habituales como “los votos de tal partido”, y adoptemos las fórmulas correctas
como “los votos obtenidos, o recogidos,…”. Recordemos que el sujeto del verbo
votar es la ciudadanía y los partidos son únicamente su complemento directo o
indirecto.
También publicado en El Semanal Digital (28-5-2003), Estrella Digital (29-5-2003),...
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