Sr.
Director:
Desde luego que hay argumentos que descalifican a las personas, pero más
aún, cuando en un intento desmedido de fundamentalismo que algunos confunden
con una pretendida ideología, pretenden hacer un epítome a modo de decálogo
histórico que creen basado en la razón absoluta de una verdad absoluta de lo
que fue un poder absoluto.
Leo en su diario, el siguiente ¿razonamiento?...
Sr. Aznar, sea franco
Sea franco, Sr. Aznar: usted ambiciona el poder omnímodo, sin estorbos de
explicar al congreso, someterse a jueces independientes, o soportar a medios
de comunicación libres. Y servidor apostilla a quien tantas de sus
neuronas ha puesto a trabajar para llegar a semejante conclusión: ¿ambición
de poder quien sólo prometió estar dos legislaturas y así lo cumple? ¿No es
ambición de poder omnímodo en los casos de Chaves, Ibarra, Bono o el
mismísimo González? ¿Y Arzálluz? ¿Quién no va al Congreso a explicar?...
supongo que se referirá al diputado González, pero claro, al señor
Aguirregabiria, le traiciona su inquina.
Y de los
medios ¿libres dice? cuáles ¿los de Polanco? ¿Acaso Egunkaria o Gara? La
libertad para usted qué es ¿sólo lo que le conviene?
Sea franco, Sr. Aznar: usted quiere dejar todo bien atado, designando
directamente a su sucesor. Pues señor Aguirregabiria supongo que será lo
mismo que en el caso de la sucesión de González ¿se acuerda de la que liaron
los Almunias y compañía con el candidato emanado de las bases, José Borrel?.
Le vuelve a traicionar el subconsciente.
Sea franco, Sr. Aznar: usted ansía Una España y Grande, pensada desde el
centro y sin esa molesta periferia que tanto se subleva. ¿La molesta
periferia es el País Vasco? Periferia, para usted, claro, aunque le duela lo
de grande y una, y es incapaz de decir libre porque libertad, señor
Aguirregabiria, es lo que no hay en esta región española a la que tanto han
ayudado a crecer españoles de todas las comunidades y tanto dinero han
recibido por el hecho de tener unos votos que inclinaban la balanza hacia
ese lado.
Sea franco, Sr. Aznar: usted aborrece que no se hable en cristiano.
¿Un separatista socialista vasco que quiere hablar en cristiano?... no me
cuadra ¿es cristiano acaso el euskera, porque desde las páginas de Gara, por
ejemplo, lo traducen al cristiano para que se enteren más de la mitad de los
vascos.
Sea franco, Sr. Aznar: usted ha pensado suprimir algunas elecciones,
primero en Vasconia y luego ya veremos. De nuevo le traiciona tanto el
subconsciente como la mala sangre que lleva dentro, señor Aguirregabiria,
porque quienes han querido hacer una ley electoral a su medida y al estilo
del más puro fascismo, ha sido el PNV, vuelve a achacarle cosas de otros al
presidente de todos los españoles democráticamente elegido más que le pese,
que ya se ve que le pesa.
Sea franco, Sr. Aznar: para usted la única solución contra el delito y el
terrorismo es represión y cárcel, sin meterse en política. Desde luego
que uno ya no sabe qué decir ante semejante disparate, no, si querrá el
señor Aguirregabiria, que los delitos cometidos por delincuentes, sean
vitoreados, agasajados, premiados y agradecidos por el común de los
ciudadanos contra quien se comete el delito, y los jueces, de sentenciar eso
nada, darles una paguita por delito cometido y que sigan; y las cárceles,
pues nada, a hacer centros de ocio y placer para gente como el señor
Aguirregabiria.
Sea franco, Sr. Aznar: usted cree que los culpables de todo son los rojos
y los separatistas. Nada, que a esta gente no se les olvida la guerra, y
además, siendo como son ellos quienes dicen que ésa etapa negra -para todos,
rojos y nacionales-, de la historia española hay que olvidarla, pues nada, a
cada poco ellos a vueltas con los rojillos y los separatistas ¿sabe lo que
hicieron los políticos vascos (el germen de a los que se refiere cuando
habla de separatistas) durante la contienda?... Vender a las tropas
nacionales de Franco, a la República.
Sea franco, Sr. Aznar, pero no organice otra guerra civil. Esto queda
contestado más arriba, pero aún así, señor Aguirregabiria, a usted y a gente
como usted, es a la que le gustaría que se produjera una situación de estas
para poder quitar de en medio impunemente a quienes odian y luego exiliarse
como ratas.
Por último, Sr. Aznar, ni Franco nos metió en una guerra mundial. En todo
caso, si desea ser amigo del mandamás mundial, arme otra división azul y
váyase con sus voluntarios. Hay tanto odio en este país todavía. Se
fomenta tanto por los políticos que aspiran sólo al poder y los privilegios,
que no saben que el arma que tienen en sus manos, el arma de la palabra, es
más perjudicial, muchas veces, que el propio ántrax.
Personajes que piensan de este modo y que impunemente hablan de guerra por
aquello de la libertad de expresión, se creen en la posesión de una verdad
tan frágil como demostrativa de lo contrario, además de hacer de pitonisos
augurando una guerra mundial que ojalá no se produzca porque lo cierto es
que no queremos la guerra.
Pero la guerra se combate desde la transigencia y el diálogo, porque lo que
conduce a ella, es precisamente lo que derrama a borbotones el escrito del
señor Aguirregabiria, es decir, el odio más exacerbado de una mente sin
pulir en la tolerancia, en la anuencia, en el respeto a los demás desde
cualquier punto de vista, social, político-ideológico, o religioso. Así no
vamos a ninguna parte, y no le voy a decir, señor Aguirregabiria, sea
Arzalluz, señor, Aguirregabiria
Miguel Ángel García Gil |
Sr.
Director:
Paso a responder a Don Miguel Ángel García Gil, quien comenta un escrito
anterior mío publicado en esta sección. El estilo que asumí en el artículo
de “Sr. Aznar, sea franco”, me pareció tan obvio que no requería
aclaraciones, pero veo que me equivoqué, y gustosamente rectifico. El tono
pretendía ser ácido, punzante, jugando con las palabras y mirando a la
historia, para alertar de riesgos que lamento percibir, quizás erróneamente,
¡ojalá!
Mis argumentos, y los suyos, se pueden compartir o no, pero no creo que
demuestren ningún fundamentalismo, aunque quizá de esto sepa más que yo, que
me declaro inepto para formular tan grave acusación en base a un solo
escrito. Pero vayamos directamente a los elementos de mi carta original, que
con placer le traduzco al cervantino paladino que tanto apreciamos todos.
-
Estimado amigo Miguel
Ángel: Aprecié poco respeto en el Presidente Aznar hacia el Parlamento
Español, en temas como involucrarnos militarmente en una guerra no deseada
por la ciudadanía; estimé que la separación de poderes entre el ejecutivo
español y la judicatura había quedado en entredicho por actuaciones
recientes como los procesos de ilegalización de Batasuna y el cierre de
Euskaldunon Egunkaria; y lamenté el control que el Gobierno ejerce sobre
la prensa escrita y audiovisual, así como la clausura de periódicos, aún
no debidamente justificada. Responde usted, con acierto, que honra al Sr.
Aznar su promesa de mantenerse sólo dos legislaturas, pero olvida que ello
parece condicionado a su capacidad no discutida de designar a su sucesor,
sin más engorrosos trámites de democracia interna que cabría esperar de un
partido político. Luego, considero que desvaría cuando me acusa de todo al
mismo tiempo: felipista, arzalluzista, polanquista,… ¿No lee usted la
prensa? ¿Cómo puedo ser defensor simultáneamente de Ibarra, Bono y
Arzalluz? Si fuese cierta alguna acusación, no podrían serlo las otras...
¡Organícese, por favor! Aclaro que defiendo que exista prensa como la de
PRISA, Egunkaria o Gara…, y que estaría de acuerdo en retirar el salario
de parlamentario a quien no acuda, injustificadamente, al Parlamento, sea
González o Urrutikoetxea.
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Estimado amigo: Como
adivinador de subconscientes le pronostico un penoso futuro. El numerito
de la sucesión del Sr. González me pareció pésimo, a mí también, pero está
siendo superado por el culebrón del Sr. Aznar. Parece que a algunos de los
alternativamente votantes de ambos partidos, les agrada que deje todo bien
atado su jefe. Otros preferimos la incierta democracia desde la base,
menos previsible pero más participativa.
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Estimado amigo: Le
respeto su deseo de Una España, Grande y Libre,… siempre que no se imponga
con las armas y, en reciprocidad, usted me permita defender una Euskadi
tan Pequeña y Plural como pacífica y democráticamente lo desee la
ciudadanía vasca. ¿El grado de españolidad de esta región, podríamos
dejarlo también a dilucidar por el electorado vasco? Juzgo falaz su
argumento de que “a esta región española a la que tanto han ayudado a
crecer españoles de todas las comunidades y tanto dinero han recibido por
el hecho de tener unos votos”. La historia de convivencia en común ha
beneficiado a todos, y espero que esta colaboración mutua siga así por
muchos años. Lo del dinero requeriría un debate monográfico, pero le
recuerdo que el Concierto Económico Vasco y Navarro implica que los vascos
sólo gastamos de lo recaudado entre nosotros, e incluso pagamos el Cupo al
Estado por los servicios no transferidos (para Defensa, Asuntos
Exteriores,…).
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Estimado amigo:
Procure superar el monolingüismo, aunque sea del castellano; el mismo
consejo que indicaba al Sr. Aznar. Aprenda idiomas, incluso con
preferencia ésos que denominan idiomas hispánicos, como catalán, gallego o
vascuence. Sea cristiano, y hábleles a los nativos en su lengua materna,
para cristianizarles y para enseñarles otras lenguas. Los vascos también
debemos aprender más idiomas (francés e inglés incluidos), y recuperar
todos el euskera, la lengua propia del País Vasco (como dice el Estatuto
de Gernika que espero defienda usted), pero -al menos y es un primer paso-
todos creemos que saber más idiomas es una riqueza cultural y espiritual.
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Estimado amigo: Sólo
denuncio, y espero que usted conmigo, cualquier indicio que pretenda
suprimir alguna elección, no me importa dónde. De leyes electorales,
españolas o vascas, debatiremos cuando quiera. Sólo le recuerdo, que la
representación en votos de Aznar en España, con su mayoría absoluta por
aplicación de la ley de Hont, es muy inferior a la de Ibarretxe en la
Comunidad Autónoma Vasca (42% frente a 47%, si no recuerdo mal las
cifras), por decisiones del PNV, que otorga cuatro veces más peso a los
alaveses que a los vizcaínos en la Ley de Territorios Históricos. Así que
mejor no citar la palabra fascismo, como ha hecho usted, y poner a cada
uno en su sitio, al PP y al PNV donde les han instalado sus electores.
-
Estimado amigo: Se lo
explicaré más claramente. Algunos creemos firmemente que existen medidas,
además de las policiales (que nos parecen perfectas, siempre que se
ajusten a derecho), para abordar los temas de delincuencia o terrorismo:
por ejemplo actuaciones conjuntas en materias educativas, sociales y
políticas. Sus últimas palabras, en este apartado, parecen indicar que yo
debiera estar en una cárcel, “con gente como yo, esto es delincuentes y
terroristas”. Le insto a que matice o retire esas palabras, o adoptaré
las medidas legales para defender mi buen nombre y mi actuación frente a
su descalificación. Las cárceles deben cumplir también la función de
reinserción, en mi opinión, y reitero mi creencia de que el camino único
de la represión sin acompañamiento de otras iniciativas, es de dudosa
eficacia para la desaparición de todas las formas de terrorismo y de
delincuencia como deseamos usted y yo.
-
Estimado amigo: La
historia, creo, no debe olvidarse, justamente para no incurrir en los
mismos errores del pasado. La simplificación de los rojos y los
separatistas, de la que me burlaba en mi escrito, no conduce a superar los
enfrentamientos pasados. Creo, y espero que se sume usted, que no debemos
renunciar a la complejidad de las realidades sociales, y me excuso si mi
escrito resultó –en algunas lecturas- excesivamente simplista, pero me
dirigía a un público lector adulto, y en todo caso, confío que contribuya
a completar y concretar mi exposición esta aclaración, que será la última
para no aburrir a terceros lectores, sólo a la espera de su respuesta.
Sobre la conducta de los “políticos vascos”, se supone que en el
Pacto de Santoña y tras la ocupación (o victoria para otros) de toda
Euskadi, hablaremos con precisión cuando quiera.
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Estimado amigo: Le
juro por Dios, y creo en Él, que no odio a nadie y que sólo deseo el
respeto escrupuloso de los derechos humanos, la paz justa y el debate
sereno. Le exijo, nuevamente, que retire el insulto que me lanza de “rata
que se exiliaría impunemente abandonando a otros”.
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Estimado amigo Miguel
Ángel: Me preocupa que usted considere la palabra discrepante como un
arma, más peligrosa que el propio ántrax, pero me alegra saber que “lo
cierto es que no quiere usted la guerra”. Si es así,… ¡no lo disimule más:
Diga NO A LA GUERRA! Me sumo a la transigencia y el diálogo, que pido a
los gobernantes y a los medios de comunicación también para los iraquíes o
vascos, y apuesto por la tolerancia, desde cualquier punto de vista,
social, político, ideológico o religioso. Ése era el objetivo de mi carta,
el rechazo a la guerra y a las actitudes autoritarias que reconvenía en el
Sr. Aznar. No le tomo como exabrupto, su insulto final de que sea como
Arzalluz, a quien usted parece considerar la personificación del mal.
Quiero señalarle que ése no es mi caso con el Sr. Aznar. Simplemente, creo
que su política–en los temas citados- es profundamente errónea, y se lo
hago saber como un ciudadano aficionado a escribir en esta sección, y que
no tiene ninguna necesidad ni de ser Arzalluz, ni su defensor.
Si el
tono comparativo de mi mensaje resultó ofensivo para lectores como usted,
pido que lo consideren como una licencia del lenguaje y lo lamento
sinceramente. Adoptaré en el futuro una inflexión más amable y conciliadora,
para evitar que nadie se sienta herido por compartir mis legítimas
opiniones.
Mikel Agirregabiria Agirre |