Autor: Mikel Agirregabiria Agirre
La
natividad conmemora un nacimiento muy pobre, de un personaje histórico, cuya
vida fue de entrega y sacrificio, y que concluyó con su muerte ajusticiado en
la cruz entre dos ladrones. En vida fue abandonado por sus escasos seguidores,
traicionado por uno de ellos, y a su ejecución sólo asistieron su madre con su
hermana, su discípulo Juan y María Magdalena.
Jesucristo nació, vivió y murió pobre. La Navidad que conmemoramos describe el
portal de Belén, único lugar donde pudieron refugiarse María y José, tras ser
rechazados por ser extranjeros indigentes de todos los posibles lugares de
acogida.
Dos mil
años después los rituales navideños se limitan a comidas y cenas
pantagruélicas, regalos por doquier pero sólo para la familia, y consumismo
desbocado, todo aderezado de lotería para hacerse rico de golpe y sin dar
golpe. Incluso a los niños se les encarrila por la senda de los juguetes por
docenas, vacaciones sin tareas y egocentrismos en cadena.
Mientras, ese “cuarto mundo” que vive en nuestros suburbios se asoma por las calles comerciales, junto a los nuevos extraños venidos de fuera, a quienes
parecemos no querer ver. Seguro que el niño Jesús preferiría unas navidades de
menos viandas y más dádivas para socorrer a las nuevas familias que viven entre nosotros, y que por cierto son las que más nacimientos alumbran. Sólo habrá Feliz Navidad cuando la Felicidad y la Prosperidad sean para todos.
Artículo original (24-12-2003).
También publicado en
Sr. Director (24-12-2003), CyberEuskadi (Columna diaria, 24-12-2003),
Kaos en la Red (24-12-2003), El Debate (IblNews, 24-12-2003), Estrella Digital (26-12-2003), EL PAÍS (27-12-2003) PDF, EL DIARIO VASCO (28-12-2003), InfoNorte Digital (29-12-2003), DIARIO DE NOTICIAS (Navarra, 29-12-2003), DEIA (30-12-2003), Noticias de Salamanca (31-12-2003), La Flecha (1-1-2004),...