La misteriosa e inolvidable anécdota de un
suspenso injusto.
Las
narraciones sobre asuntos escolares suelen pertenecer a géneros literarios muy
variados, que oscilan entre la lírica, la épica, la novela, el ensayo, el
periodismo o la didáctica. Pero este relato corto puede ser la excepción,
porque combina la novela policíaca con una dramática epopeya verídica.
Aquel fue el caso más sorprendente y
extraño de mi historia docente, tanto que tardé más de dos décadas en
resolverlo. Con ayuda de algunas pistas, espero que los lectores descubran el
secreto que escondían sus protagonistas en apenas tres minutos.
Por aquella época, yo todavía era un
desmañado profesor de veinticinco años que enseñaba “Didáctica de la Ciencia” a
futuros maestros en su último año de carrera universitaria. Eran clases
multitudinarias, con mayoría de mujeres entre el alumnado, pero por mi parte me
preocupaba de conocer los nombres de mis más de 300 alumnos anuales. Todos muy
jóvenes, con apenas veinte años cumplidos, que estaban ansiosos por terminar
sus estudios y ejercer el magisterio en sus propias aulas.
Ella destacaba notablemente en su grupo. Su
interés, su entusiasmo, su encanto, toda ella sobresalía, incluso en aquella
dinámica clase de desbordante juventud idealista. Durante aquella breve
asignatura cuatrimestral, que concluía con su diplomatura en junio, su belleza
pareció evolucionar, serenarse y brillar aún más con el transcurso de las
semanas.
El examen final que les impuse fue muy
riguroso, porque todavía yo era un inepto profesor que valoraba excesivamente
mi materia, si bien consideraba las notas parciales, y la actitud ante los
trabajos realizados durante el curso. Ella presentó un examen absurdo, donde
las primeras preguntas estaban excelentemente respondidas, y el resto sin
cumplimentar siquiera. Un resultado que permitía aprobar... o suspender. La
convoqué para preguntarle porqué no había terminado aquel insuficiente examen.
Hube de
suspenderla, a mi pesar, porque insólitamente ella no aceptó que la
aprobase ante su precario resultado en la prueba escrita. No pude entenderlo,
pero accedí a su exigencia de reclamar el suspenso por faltarle unas décimas a
su nota promedio. Lo interpreté entonces erróneamente, como una loable pasión
por una justicia malentendida sólo matemáticamente. En la convocatoria de
septiembre aprobó con sobresaliente. Verla nuevamente fue una delicia: toda su
persona, con su amplio vestido veraniego, despedía un halo deslumbrante de
ilusión y felicidad.
Pasaron los años. Supe que era profesora,
pero no volví a encontrarme con ella. Me trasladé a la administración educativa
y recorrí cientos de centros. Habían transcurrido más de veinte años, cuando en
una visita a una pequeña escuela la vi nuevamente. Estaba exactamente igual de
juvenil y resplandeciente. No podía creerlo. La llamé por su nombre, pensando
que el tiempo se había detenido. Me contestó que no era ella, sino su hija. Le
expliqué cuál fue el único suspenso que no quise imponer y del que siempre me
arrepentí. Ella, con la misma dulzura de su madre, me aclaró que ella fue la
causa de aquella enigmática petición, porque su madre prefirió quedarse unos
meses más en la universidad sin volver a casa hasta su nacimiento.
Publicado en
Ecología Social (18-6-2004),
Ávila
Digital (Colaboración antigua y regular, 19-6-2004),
Estrella Digital (19-6-2004),
InfoNorte Digital
(Canarias, antigua y continuada colaboración, 21-6-2004),
Gaur Egun (8-6-2004),
CyberEuskadi (Columna diaria,
18-6-2004),
Kaos en la
Red (18-6-2004, comentarios),
El Debate (IblNews,
18-6-2004, comentario
capcioso),
Foro
Republicano (Colaboración continuada, 18-6-2004),
Sr. Director (Colaboración
continua, Vida Urbana, 18-6-2004), Vistazo a la Prensa (18-6-2004), Portal Miami (18-6-2004),
Vorem ('Veremos' en valenciano,
colaboración continuada 18-6-2004),
Foros EITB (Colaboración
regular, 18-6-2004), Uribe Kosta Digitala (Colaboración diaria, 18-6-2004), Revista Pangea (Colaborador asiduo, 18-6-2004), Que se vayan todos (Boletines de diversos medios, recensiones frecuentes, 18-6-2004), Carta-Traca nº 115 (Sección propia en Galicia Información 18-6-2004), Página Digital (Argentina, 20-6-2004), La Prensa Libre (Principal periódico de Costa Rica, 24-6-2004),...
|