La pedagogía moderna busca el desarrollo físico,
intelectual y afectivo del alumnado. En ocasiones, los progenitores piden al
profesorado recetas mágicas. Existen algunas. Los indios
sioux enseñaban a sus hijos que restregarse el pecho con alas de mariposa,
les permitiría correr como
bisontes. Esta creencia, con apariencia de superchería, funcionaba… y funciona.
Cualquier niño o muchacho que durante años logre capturar docenas de
lepidópteros en las grandes praderas sin ayuda de una red, se convertirá
indudablemente en un gran corredor.
Para el crecimiento de la inteligencia otra
fórmula infalible consiste en pasear la vista ante millones de palabras,
escritas en varios idiomas. Tampoco es tan difícil. Hay mucha gente que lee un
millón de palabras a la semana: unos a 300 palabras por minuto durante ocho
horas diarias, otros a 1.700 palabras por minuto durante sólo diez horas
semanales. Porque si a correr se aprende cazando mariposas, a saber se aprende
leyendo y estudiando.
Finalmente el desarrollo emocional y espiritual,
el más determinante para los seres humanos, se logra trabajando, creyendo,
agradeciendo, alegrando, ayudando y amando. Whitman condensó todo esto en una
poesía: Piensa que en ti está el futuro, y encara la tarea con orgullo y sin
miedo. Aprende de quienes puedan enseñarte. Las experiencias de quienes nos
precedieron, de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la vida. La sociedad de hoy somos nosotros: los "poetas vivos". No permitas que la vida pase sin que la vivas...
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